Abonos Minerales

ABONOS MINERALES

El estiércol ofrece grandes cantidades de nitrógeno, mientras que aporta poco fósforo y potasio/ por lo que es necesario complementarlo con abonos minerales.

Los abonos químicos no son un sustituto del abono orgánico, ya que no intervienen en la mejora de las características físicas del suelo.

Las ventajas de los abonos minerales se resumen en:

Ø  Aporte de cantidades constantes de elementos nutritivos

Ø  Distribución más sencilla y cómoda

Ø  Mayor precisión en las dosis de abonado

Ø  Posibilidad de solubilizacíón en el agua de riego

Ø  Facilidad para encontrarlos en el mercado

Los principales grupos de abonos químicos son los nitrogenados, los fosfóricos y los potásicos.

• Abonos nitrogenados: La aplicación debe realizarse antes de los períodos de máximo crecimiento de la planta. Se colocarán de forma fraccionada a lo largo del ciclo de cultivo ya que sólo así se conseguirá un máximo aprovechamiento. Dentro de los abonos nitrogenados encontramos a, su vez, los siguientes:

• Abonos nítricos. El nitrógeno nítrico es muy soluble en agua, por lo que puede eliminarse por drenaje. Son fácilmente absorbidos por tas raíces, por lo que se utilizan como abonos de cobertura.

• Abonos amoniacales. El nitrógeno amoniacal es retenido más fácilmente por el suelo hasta que es convertido en nítrico por la acción microbiana. Las plantas los pueden aprovechar durante más tiempo.

• Abonos amonitratos. Son abonos con una parte de nitrógeno en forma nítrica y otra en forma amoniacal. Por ejemplo: el nitrosutfato amónico.

• Amidas. Tienen el nitrógeno en forma no asimilable, pero lo van liberando en forma asimilable muy lentamente por (a acción de la vida microbiana del suelo).

• Abonos fosfóricos. Se realiza una aplicación como abonado de fondo, que cubra todas las necesidades de (a planta durante todo su cultivo.

• Superfosfato. Contiene entre un 16 y un 18% de anhídrido fosfórico asimilable. Es soluble en agua y fácilmente absorbido. Es insoluble y no asimilable en suelos ácidos ricos en hierro y aluminio.

• Abonos potásicos. Su necesidad, en general, es elevada. Su aplicación tiene que ser fraccionada: primero se utiliza en el momento de la plantación en el abonado de fondo y, después, como abonado de cobertura durante todo el cultivo

Los abonos también se pueden clasificar en simples, compuestos y complejos.

• Abonos simples. Son aquéllos que aportan un solo elemento mineral.

• Abonos compuestos. Contienen más de un elemento mineral a la vez, pero éstos no han reaccionado entre sí para formar un solo fertilizante.

• Abonos complejos. Forman una sola sustancia fertilizante y están compuestos por más de un elemento mineral. Son los más utilizados, porque llevan un perfecto equilibrio de nitrógeno, fósforo y potasio.

Además, permiten ahorrar espacio de almacenaje y se conservan durante tiempo en buen estado.

La riqueza de un fertilizante suele venir expresada, en las etiquetas de fábrica, por tres cifras que hacen mención a las unidades fertilizantes existentes para cada elemento mineral expresado en porcentaje.

Hay que decir que las unidades fertilizantes de los abonos nitrogenados se expresan en N, las de los abonos fosfóricos en P₂O₅ las de los abonos potásicos K₂O

Por lo tanto, un fertilizante con la siguiente riqueza 12-12-17, aporta, por cada 100 Kg. de abono: 12 Kg. de N, 12 Kg. de P₂O₅ y 1 7 Kg. de K₂O.

A veces, además de estas tres cifras, algunos abonos complejos llevan otras complementarias que en el propio envase hacen referencia al elemento mineral que representan. Por lo general, esta cuarta cifra suele ser e! magnesio.

Por último, también se pueden clasificar los abonos por su forma de presentación o estado físico, pudiendo ser gaseosos, líquidos y sólidos. En el último grupo encontramos, además, presentaciones en polvo, granuladas o en cristales.